sábado, 21 de agosto de 2010

Sí, cómo no. Lo que tú digas.

¿Se acuerda usted del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, en 2008? Aquella vez se reunieron representantes de los tres poderes, en los tres niveles de gobierno, quienes se comprometieron a trabajar "en serio" por la seguridad, etcétera y demás.

Pero no fue de a gratis, ni por gusto. El secuestro y asesinato de Fernando Martí, hijo del empresario Alejandro Martí, cobró gran relevancia en los medios. A grado tal que el reclamo del padre de la víctima hacia las autoridades ("Si no pueden, renuncien") hizo eco en todo el país. Fue esto lo que obligó a "las autoridades competentes" a armar el mitote ése.

¿Qué ha pasado después? Pues, aparte del secuestro del (en su momento) presidenciable Diego Fernández de Cevallos, han asesinado a José Mario Guajardo, candidato del PAN a una alcaldía en Tamaulipas; Rodolfo Torre Cantú, que buscaba con el PRI la gubernatura de ese mismo estado; y Edelmiro Cavazos, alcalde de Santiago, Nuevo León.

Obviamente, las reuniones, pláticas, viajes en avión, fotos para la prensa y firmas no han servido de nada.

¿Qué podemos esperar de los Diálogos por México?

Evidentemente, este interés por "dialogar" no se debe precisamente al ánimo patriótico de nuestro presidente, aunque él así lo haga parecer. Obedece a la necesidad de "incluír" a la sociedad en la lucha contra el narcotráfico, de obtener consenso, aprobación. De cargar entre todos el peso y la culpa de los 28 mil muertos, los cerca de 40 mil huérfanos que esta "guerra" ha dejado.
¿Funcionará? ¿Nos incluirán en sus planes y proyectos? Francamente, lo dudo. Porque ni si quiera nos están escuchando.Todos estos "diálgos", "acuerdos", "reuniones", son pura palabrería.  

Sí, cómo no. Lo que tú digas.

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