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lunes, 7 de mayo de 2012
Hollande-Merkel
Françoise Hollande, candidato del Partido Socialista, ganó ayer las elecciones presidenciales de Francia. Derrotó con 18 millones 438 votos al presidente saliente, Nicolás Sarkozy, del partido Unión por el Movimiento Popular (UMP), quien obtuvo 16 millones 869 mil 371 sufragios. Esto es 51.62% frente al 48.38% del total de votos emitidos.
Dentro del paquete presupuestario que Hollande pretende convertir en ley se incluye una nueva tasa de impuestos del 75% para quienes tengan ingresos superiores al millón de euros (más de 17 millones de pesos mexicanos).
El presidente electo también se ha propuesto viajar a Berlín a fin de negociar el paquete fiscal europeo que firmaron en marzo pasado 25 de los 27 los países que forman la Unión Europea. Entonces solo la República Checa y el Reino Unido se abstuvieron de suscribirse al pacto, que establece duras medidas de austeridad a los gobiernos.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que recibirá a Hollande "con los brazos abiertos", pero que el pacto fiscal europeo no es negociable.
jueves, 3 de mayo de 2012
Uno nunca aprende nada
Ando como Sócrates: solo sé que no sé nada. Ya cursé una licenciatura, pero no he terminado nada: apenas acabo de empezar.
Todas las materias y maestros, los apuros por terminar de leer el libro, redactar un trabajo decente, las horas y horas frente a la computadora, sin dormir. Todo esto no ha sido más que un entrenamiento.
La Universidad me quedó solo como una orientación valiosa. Tengo una idea de las cosas que debería saber o poder hacer, pero disto mucho de ser tan capaz como un profesional.
Me falta ejercicio, práctica. Se me hace tarde, dentro de poco ya no tendré tiempo ni lugar para equivocarme. Debo sentarme a ensayar lo que supone que aprendí. Debo hacerlo ahora: una y otra y otra vez.
Porque los saberes no se capturan, se practican. Quien no practica olvida, y alguien que olvidó lo que una vez supo queda como si no hubiera aprendido nunca. Claro que se puede volver a aprender, pero hay que estar haciéndolo porque en realidad uno nunca aprehende nada.
Todas las materias y maestros, los apuros por terminar de leer el libro, redactar un trabajo decente, las horas y horas frente a la computadora, sin dormir. Todo esto no ha sido más que un entrenamiento.
La Universidad me quedó solo como una orientación valiosa. Tengo una idea de las cosas que debería saber o poder hacer, pero disto mucho de ser tan capaz como un profesional.
Me falta ejercicio, práctica. Se me hace tarde, dentro de poco ya no tendré tiempo ni lugar para equivocarme. Debo sentarme a ensayar lo que supone que aprendí. Debo hacerlo ahora: una y otra y otra vez.
Porque los saberes no se capturan, se practican. Quien no practica olvida, y alguien que olvidó lo que una vez supo queda como si no hubiera aprendido nunca. Claro que se puede volver a aprender, pero hay que estar haciéndolo porque en realidad uno nunca aprehende nada.
martes, 31 de enero de 2012
Y ahora, ¿qué?
Acabo de terminar de cursar mis materias en la universidad. Empiezo a hacer el servicio social. Trabajo en mi tesis. Es un momento de transición. Una especie de limbo, porque ya no soy estudiante, pero tampoco trabajo. Ahora, luego de cuatro años y medio en la escuela, se supone que puedo hacer un trabajo profesional. Y ya he tenido oportunidad de hacerlo.
El asunto es que, así como yo, hay cientos, quizá miles de jóvenes más. Muchos seguramente más capaces o esforzados, más merecedores de ese trabajo en la redacción de un periódico con el que ahora sueño. Sí, ya terminé la licenciatura, pronto me titularé (espero). Y qué. Sigo siendo nadie, sigo sintiendo la misma incertidumbre que antes de entrar a estudiar.
Mi promedio no me garantiza un buen empleo, el título tampoco me lo atraerá como si fuera un imán. He de empezar desde abajo, como todos. Con prácticas profesionales en las que con gusto trabajaré casi gratis a cambio de experiencia y, con mucha suerte, tendré oportunidad de que me contraten de lo que sea.
Porque, puestos a ver la situación, aunque yo quisiera desarrollar cierto tipo de trabajo, la verdad no me importaría hacer lo que nadie más quiere por una razón muy simple: necesito el empleo. Me urge que alguien me pague una cantidad aunque sea precaria de dinero con cierta regularidad porque, ahora que ya no estudio, se terminó mi beca. Y ya saben, uno necesita recursos para hacer el consumo elemental necesario para vivir.
Así que sigo más o menos como al principio, sin saber bien qué hacer o cómo. Porque el presidente del empleo no cumplió y el entorno es cada vez más adverso. Si mis abuelos pudieron con su esfuerzo darle a sus hijos casa, carro y carrera, yo no sé siquiera si alguna vez podré adquirir un departamentito pinche para vivir, tomando en cuenta que los créditos del Infonavit ahora son casi impagables, a 30 años o más.
Me dirán que no debo quejarme. Que me va mucho mejor que a los jóvenes nini o a quienes han tenido que unirse a las filas del crimen organizado. Quizá tengan razón y comparado con eso es bastante fortuna poder decir "acabo de terminar mis materias en la universidad". Al menos yo puedo plantearme otras alternativas a futuro, aunque sea difícil.
Pero igual protestaré: por mí, por ellos y por todos los demás. Porque no tendría por qué ser así de duro. Todos deberíamos tener acceso a la educación y después aspirar a un empleo digno, bien remunerado, en el cual desarrollar nuestras potencialidades humanas. Esto, que es un derecho, parece ahora un privilegio.
Ya sé que todos están más preocupados por la elección del próximo presidente, que seguramente nos la pondrá peor, sea quien sea. O contando muertos, o buscando a los hijos perdidos, o tronándose los dedos para que cuadren las cuentas y todavía sobren unos centavos para comer. Pero esto también es importante.
Cercenarle el futuro a una generación es sacrificar, no sólo a los jóvenes, sino a la nación entera. Yo quiero tener un empleo no nada más para poder comer o pagar la renta, sino para aportar con lo mejor de mis capacidades para que este país no se hunda en la mierda más y más. Ese es mi más genuino deseo.
Ojalá que lo pueda realizar.
El asunto es que, así como yo, hay cientos, quizá miles de jóvenes más. Muchos seguramente más capaces o esforzados, más merecedores de ese trabajo en la redacción de un periódico con el que ahora sueño. Sí, ya terminé la licenciatura, pronto me titularé (espero). Y qué. Sigo siendo nadie, sigo sintiendo la misma incertidumbre que antes de entrar a estudiar.
Mi promedio no me garantiza un buen empleo, el título tampoco me lo atraerá como si fuera un imán. He de empezar desde abajo, como todos. Con prácticas profesionales en las que con gusto trabajaré casi gratis a cambio de experiencia y, con mucha suerte, tendré oportunidad de que me contraten de lo que sea.
Porque, puestos a ver la situación, aunque yo quisiera desarrollar cierto tipo de trabajo, la verdad no me importaría hacer lo que nadie más quiere por una razón muy simple: necesito el empleo. Me urge que alguien me pague una cantidad aunque sea precaria de dinero con cierta regularidad porque, ahora que ya no estudio, se terminó mi beca. Y ya saben, uno necesita recursos para hacer el consumo elemental necesario para vivir.
Así que sigo más o menos como al principio, sin saber bien qué hacer o cómo. Porque el presidente del empleo no cumplió y el entorno es cada vez más adverso. Si mis abuelos pudieron con su esfuerzo darle a sus hijos casa, carro y carrera, yo no sé siquiera si alguna vez podré adquirir un departamentito pinche para vivir, tomando en cuenta que los créditos del Infonavit ahora son casi impagables, a 30 años o más.
Me dirán que no debo quejarme. Que me va mucho mejor que a los jóvenes nini o a quienes han tenido que unirse a las filas del crimen organizado. Quizá tengan razón y comparado con eso es bastante fortuna poder decir "acabo de terminar mis materias en la universidad". Al menos yo puedo plantearme otras alternativas a futuro, aunque sea difícil.
Pero igual protestaré: por mí, por ellos y por todos los demás. Porque no tendría por qué ser así de duro. Todos deberíamos tener acceso a la educación y después aspirar a un empleo digno, bien remunerado, en el cual desarrollar nuestras potencialidades humanas. Esto, que es un derecho, parece ahora un privilegio.
Ya sé que todos están más preocupados por la elección del próximo presidente, que seguramente nos la pondrá peor, sea quien sea. O contando muertos, o buscando a los hijos perdidos, o tronándose los dedos para que cuadren las cuentas y todavía sobren unos centavos para comer. Pero esto también es importante.
Cercenarle el futuro a una generación es sacrificar, no sólo a los jóvenes, sino a la nación entera. Yo quiero tener un empleo no nada más para poder comer o pagar la renta, sino para aportar con lo mejor de mis capacidades para que este país no se hunda en la mierda más y más. Ese es mi más genuino deseo.
Ojalá que lo pueda realizar.
jueves, 8 de diciembre de 2011
Peña Nieto y la lectura: lo irrelevante
Las pretendidas "discusiones" en torno a la lectura son no sólo irrelevantes, sino absurdas: ¿qué se puede disertar cuando la importancia de leer es innegable?
Deberíamos dejar de perder el tiempo en criticar la ignorancia ajena, en intentar convencer con argumentos sensatos los oídos y conciencias de necedad probada.
Invertiríamos mejor nuestros esfuerzos si discutiéramos asuntos verdaderamente necesarios y urgentes, como la implementación efectiva de mecanismos de rendición de cuentas y sanciones para los funcionarios públicos todos, sin distinción de copete.
Deberíamos dejar de perder el tiempo en criticar la ignorancia ajena, en intentar convencer con argumentos sensatos los oídos y conciencias de necedad probada.
Invertiríamos mejor nuestros esfuerzos si discutiéramos asuntos verdaderamente necesarios y urgentes, como la implementación efectiva de mecanismos de rendición de cuentas y sanciones para los funcionarios públicos todos, sin distinción de copete.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Un indio cavila
[Música oaxaqueña de fondo]
¿Qué pasaría si acordáramos no usar dinero entre nosotros?
¿Qué pasaría si acordáramos no usar dinero entre nosotros?
jueves, 11 de agosto de 2011
Desperté soñando con el mundo
¿Cuántas maravillosas ideas están latentes allá afuera? No sé, qué podría decirme, por ejemplo, un sociólogo hindú, que viene de un país tan mágico, lleno de paradojas y con una complejidad cultural más difícil de entender que la teología de donde salieron Krishna y Ganesh.
¿No habrán desarrollado en África algo semejante a la pedagogía del oprimido, de Paulo Freire, o a la teología de la liberación? ¡La de frutos que rendiría el intelecto humano si las inteligencias de todos los distintos pueblos pudieran libremente dialogar! Ojalá fuéramos capaces de salir del pequeño cerco que nuestro cráneo nos impone, que pudiéramos ver más allá de nuestras barreras culturales.
Es increíble que en un mundo con tecnologías para la comunicación tan desarrolladas, no podamos participar todos de la conversación porque hay unos ocupados en atascarse de las riquezas que le corresponden a otros que están muriendo de hambre. Mundo tan bello como atroz, me desvelo soñando contigo.
¿No habrán desarrollado en África algo semejante a la pedagogía del oprimido, de Paulo Freire, o a la teología de la liberación? ¡La de frutos que rendiría el intelecto humano si las inteligencias de todos los distintos pueblos pudieran libremente dialogar! Ojalá fuéramos capaces de salir del pequeño cerco que nuestro cráneo nos impone, que pudiéramos ver más allá de nuestras barreras culturales.
Es increíble que en un mundo con tecnologías para la comunicación tan desarrolladas, no podamos participar todos de la conversación porque hay unos ocupados en atascarse de las riquezas que le corresponden a otros que están muriendo de hambre. Mundo tan bello como atroz, me desvelo soñando contigo.
sábado, 4 de junio de 2011
Amor a la barba
Manuel tiene poco más de cincuenta años y usa barba, como muchos otros hombres. Nunca lo he visto sin ella. Su hija tampoco, sólo en credenciales o documentos de antes de que ella naciera. Parece que ni su esposa lo ha visto lampiño alguna vez. ¿Acaso era él mismo antes de usar barba? Lo dudo. En casos como éste barba y bigote trascienden lo físico: se vuelven rasgos del carácter.
lunes, 28 de febrero de 2011
Escribir
Escribo en la lap porque es más fluido que a mano. Así, mis dedos pueden seguir mejor mis ideas. Entonces oigo música: una estación de radio irlandesa, Stereomood, o Radio Educación. A veces también escucho el Ipod o MVS Radio. De noche, casi siempre. Tal vez con una cerveza. Probablemente con café y cigarros. Eso sí, siempre al amparo del infaltable Internet.
A veces siento que no me concentro bien en nada, porque en la compu oigo música, leo noticias, estoy en Messenger, Facebook, y reviso mis correos. Ah sí, también escribo.
Últimamente ya no tanto, pero mejor. Bueno, no sé. Escribo cuando estoy enamorado. O triste. Escribo mucho y no escribo nada. Lo hago dormido, redacto miles de sueños. Lo mismo despierto. De vez en cuando puedo tomar un lápiz y garabatear letras espantosas que tal vez después no entienda. O ya no me importen.
Si es rollo mío, escribo como se me da la gana. Sin fijarme en el orden, sólo digo lo que quiero decir cuando me nace decirlo. Si es por encargo, imagino primero mi texto. Lo moldeo en mi cabeza, y cuando me siento seguro voy poniéndolo en el papel. Siempre lo pulo después, al releerme.
No es que mis textos no me gusten, pero siempre me reprocho un poco porque sé que puedo hacerlos mejor. Intento llegar a la mejor forma de decir algo, trato de convertirme en alguien que cuenta bien una historia.
Critico mi puntuación, mi estructura, mi lenguaje. Mis errores me duelen, pero los acepto. Arrepentido, prometo no volver a cometerlos. Festejo, también, mis logros.
Lo que más me satisface son las líneas que me cuestan lágrimas y risas. Las que no puedo escribir de corrido porque me gana la emoción. Creo que mis mejores textos son los que hago pensando en alguien más, en alguien que quiero. Paradójicamente, me ayudan a conocerme a mí mismo, a aceptarme y quererme. Admirarme, incluso.
Lo que ya no hago es forzarme a escribir sobre las cosas que creo que debería escribir, o para cumplir la disciplina con la que quisiera hacerlo. No. Para mí escribir es algo orgánico, que sólo puedo hacer cuando tengo ganas o le encuentro el caso. Me caga tener que hacerlo cuando no quiero. Es como si me obligaran a masturbarme cuando no tengo ganas.
sábado, 18 de diciembre de 2010
¿Aspiraciones profesionales?
Ninguna. Yo no quiero dejar de ser nunca una humilde estudiante de periodismo, con muchas ganas de aprender y mucho miedo de equivocarse.
Tendré en algún momento que salir a trabajar. Y entonces espero ser suficientemente capaz para hacer bien lo que tenga que hacer. Tener paciencia, no cansarme, no traicionarme.
No aspiro a ser una reportera consumada, yo lo que quiero es contar historias. Acercarme a la gente y preguntar, buscar documentos y encontrar respuestas.
No quiero nunca ser una columnista pretenciosa. Pero si alguien quisiera saber mi opinión, deseo poder darla con una explicación suficiente de mis argumentos.
Si he de investigar, no quiero cansarme ni desistir hasta encontrar el dato que precise o concretar la entrevista que requiera.
Si he de corregir o editar, deberé tener claros los criterios para hacerlo. Quiero siempre estar dispuesta a escuchar, no cerrarme a las razones de los otros, consciente de soy humana y puedo equivocarme.
Si alguien, alguna vez, pide mi ayuda para algo, quiero dársela en la medida que me sea posible.
Eso sí, he de dejarle claro a los demás, pero sobre todo a mí misma, que nunca podré ser LA gran periodista que todo el mundo espera. Lo único que puedo y debo hacer, es comprometerme a ser siempre no más de lo que ahora soy:
Una humilde estudiante de periodismo, con muchas ganas de seguir aprendiendo, y mucho miedo de hacer las cosas mal.
¿Para qué tener aspiraciones profesionales, cuando es suficiente una declaración de principios? Las aspiraciones se las traga el olvido cuando el futuro no sale como se espera a la hora de volverse presente. Pero los principios, si lo son de verdad, van firmes con uno todo el camino hasta la tumba.
Yo quiero que estos sean los míos. Ojalá que sí, que no sean una mera cursilería idealista de una joven e ilusa estudiante.
viernes, 17 de septiembre de 2010
sábado, 11 de septiembre de 2010
La patria duele...
Hoy vi a un grupo de militares extranjeros pasearse por Coyoacán. Pese a que a mí también me parece un ultraje simbólico que desfilen en nuestras fiestas patrias en el año del Centenario y Bicentenario, no los odié. Sólo sentí una profunda tristeza.
Me duele la patria, porque es una patria a medias que le da la espalda a los que nada tienen. Me duelen la injusticia histórica, las promesas incumplidas, los sueños traicionados, las oportunidades perdidas...
sábado, 28 de agosto de 2010
La masacre de los 72 y el manejo irresponsable de la información
Lamentable la noticia del asesinato de los 72 migrantes en nuestro país. Mucho habría que comentar, pero aquí quiero referirme al manejo irresponsable de la información en los medios.
En su afán por completar la nota, los medios hicieron público el nombre el sobreviviente por el que se conoció la tragedia. Con ello pusieron en peligro su vida y la de sus familiares. Ahora, además del trauma por lo vivido, el salvadoreño y sus seres queridos tienen ahora una amenaza latente sobre ellos.
Una cosa es el derecho a la información, y otra es arriesgar la vida de las personas implicadas en determinado suceso. Un buen periodista no puede darse el lujo de ser irresponsable, de publicar sin pensar en las consecuencias. Los medios deberían tener más cuidado con eso, imponer restricciones.
Si los autores de la masacre cobran venganza, ¿quién será el responsable?
sábado, 21 de agosto de 2010
Sí, cómo no. Lo que tú digas.
¿Se acuerda usted del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, en 2008? Aquella vez se reunieron representantes de los tres poderes, en los tres niveles de gobierno, quienes se comprometieron a trabajar "en serio" por la seguridad, etcétera y demás.
Pero no fue de a gratis, ni por gusto. El secuestro y asesinato de Fernando Martí, hijo del empresario Alejandro Martí, cobró gran relevancia en los medios. A grado tal que el reclamo del padre de la víctima hacia las autoridades ("Si no pueden, renuncien") hizo eco en todo el país. Fue esto lo que obligó a "las autoridades competentes" a armar el mitote ése.
¿Qué ha pasado después? Pues, aparte del secuestro del (en su momento) presidenciable Diego Fernández de Cevallos, han asesinado a José Mario Guajardo, candidato del PAN a una alcaldía en Tamaulipas; Rodolfo Torre Cantú, que buscaba con el PRI la gubernatura de ese mismo estado; y Edelmiro Cavazos, alcalde de Santiago, Nuevo León.
Obviamente, las reuniones, pláticas, viajes en avión, fotos para la prensa y firmas no han servido de nada.
¿Qué podemos esperar de los Diálogos por México?
Evidentemente, este interés por "dialogar" no se debe precisamente al ánimo patriótico de nuestro presidente, aunque él así lo haga parecer. Obedece a la necesidad de "incluír" a la sociedad en la lucha contra el narcotráfico, de obtener consenso, aprobación. De cargar entre todos el peso y la culpa de los 28 mil muertos, los cerca de 40 mil huérfanos que esta "guerra" ha dejado.
¿Funcionará? ¿Nos incluirán en sus planes y proyectos? Francamente, lo dudo. Porque ni si quiera nos están escuchando.Todos estos "diálgos", "acuerdos", "reuniones", son pura palabrería.
Sí, cómo no. Lo que tú digas.
sábado, 10 de julio de 2010
Entre la inmediatez y la profundidad
Una cosa es el periodismo, y otra la historia. El periodista debe estar enterado de lo que pasa ahora, en este momento, e informar de ello a sus lectores. Pero, ¿eso nos condena a textos tan efímeros como el instante en que se leen?
Parte del trabajo del periodista es entender, y hacerle entender al lector, la importancia de los hechos. Pero para eso hay que leer, investigar. Los acontecimientos no se explican ni tienen significado por sí mismos. Debe haber profundidad en los textos para que sea posible explicar, interpretar.
miércoles, 7 de julio de 2010
Lo que el perro me dejó
Por donde vivo hay un parque, a su alrededor ha rondado por años un perro. Joven y sano, todos lo querían. Pero un día contrajo sarna. Hace unos días lo vi, su estado ya era francamente lastimoso. "Ese animal sufre mucho -pensé-, alguien debería ayudarlo a vivir mejor o a morir dignamente".
Después, le pregunté a mi novio si él iría a la marcha por el Día de los derechos de los animales, el próximo 17 de julio. Me dijo que no.
-¿No te parece importante abogar por sus derechos?
-No me gusta ir a esa clase de cosas. Preferiría ayudar al perro que vive por tu casa, llevándolo a un veterinario a ver si todavía lo puede salvar, o si no que lo sacrifique para que deje de sufrir de una vez.
-Para eso necesitas dinero
-Tú todo quieres resolverlo con dinero o con marchas. Seguro no eres la única a quien no le gusta verlo así. Puede que a otros les moleste en vez de tenerle lástima, pero igual podrías organizarte con los vecinos, encontrar a un veterinario que pueda hacerlo sin cobrar... no sé. Eso a mí me haría sentir mejor que ir a una marcha.
Aunque la marcha no dejaba de parecerme importante, reconocí que tenía razón. De todas formas, sabía que no iba a ayudarme con el perro. Para cuando decidí actuar, era muy tarde. Al día siguiente, camino a la tiendita frente al parque, vi al perro muerto.
Me quedé pensando. Ahora sé que ir a marchas o pregonar las convicciones no lo vuelven a uno un activista. Entendí que la naturaleza del activismo político y social está en el hecho de modificar algo: no importa cuan grande o pequeño parezca.
Puede partir de la iniciativa de uno solo, y será trascendente si logra involucrar a los demás. Aunque los demás sean uno o dos. Aún si la gran meta parezca inalcanzable (los derechos de los animales o la paz mundial), un pequeño logro colectivo vale la pena porque ahí hay actividad. En menor escala, sí, pero todos los grandes cambios empiezan por las pequeñas cosas.
Qué lindo, ¿no? Que todo esto haya surgido a partir de un perro sarnoso. Me gustaría ver que la Iniciativa México motivara algo así en los ciudadanos. La verdad, lo dudo.
Es la gente la que tiene que convencerse a sí misma de que puede hacer algo. Con o sin recursos. Apelando a la solidaridad, despertando una voluntad colectiva.
Este país no necesita unos pocos héroes. Requiere un chingo de ciudadanos. Ojalá no sea, como en este caso, demasiado tarde para hacer algo.
sábado, 19 de junio de 2010
La imposibilidad y cómo enfrentarla
Pocas cosas he aprendido que puedan servir igual en la vida diaria, académica, y profesional. La más importante puede resumirse en una palabra: Imposibilidad.
Intentaré explicarme. La vida, en general, y las personas, son muy complejas. Nadie puede aspirar a conocerlas y explicarlas sin temor a equivocarse. Cada uno tiene ideas, valores y sentimientos que son absolutamente propios. Claro que hay algo común en nuestra naturaleza humana, puntos de coincidencia que nos permiten convivir, construir, compartir... Pero la esencia de cada uno es intransferible, incomunicable como tal.
sábado, 5 de junio de 2010
Medidas desesperadas
Imagina una situación desesperada contra la que quieres protestar, y no te dejan. En la que gritas y no te escuchan. Imagina que tienes la imperiosa necesidad de pedir auxilio, de ser escuchado y nadie te oye. Parece angustiante, ¿no?
jueves, 6 de mayo de 2010
Radios Comunitarias
He aquí un reportaje (o intento de) que hice sobre las radios comunitarias. Lo hice a partir de la experiencia en el Foro Social Mundial. Comentarios y críticas son bienvenidos.
“Fuimos una vez a ayudar a montar una radio en la costa de Chiapas, y la gente de ahí nos preguntaba ¿cómo vamos a hacerle, si no sabemos leer ni escribir? Ellos, gentes pobres de pueblos, sentían que no iban a poder porque nunca habían tenido la oportunidad. Yo les decía, no van a leer las noticias, van a contar la verdad de su vida, de lo que les pasa”, cuenta Heber Matus, de Radio Frecuencia Libre de San Cristóbal de las Casas. Lo hace lejos de ese contexto, sobre la plancha del zócalo de la Ciudad de México, en la Carpa de Comunicación del Foro Social Mundial.
miércoles, 5 de mayo de 2010
Foro Mundial Social - 2 de mayo
Estuve yendo al FMS en México los pasados días 2 y 3 de mayo, y por motivos que no vienen al caso, me dediqué exclusivamente a los asuntos tratados en la Carpa de Comunicación. A continuación les comparto las notas que tomé.
Advertencia: Esto No es una nota informativa, ni un reportaje, no es la cosa más ordenada y sistemática del mundo. Es la transcripción de las notas tomé a mano porque para mi grabadora se jodió.
Contenido:
- Mesa de Comunicación y nuevas tecnologías para el desarrollo rural integral
- Mesa de Software Libre y Movimientos Sociales
Enlaces de interés
Foro Mundial Social - 3 de mayo
Estuve yendo al FMS en México los pasados días 2 y 3 de mayo, y por motivos que no vienen al caso, me dediqué exclusivamente a los asuntos tratados en la Carpa de Comunicación. A continuación les comparto las notas que tomé.
Advertencia: Esto No es una nota informativa, ni un reportaje, no es la cosa más ordenada y sistemática del mundo. Es la transcripción de las notas tomé a mano porque para mi grabadora se jodió.
Contenido:
Seminario interactivo: Internet y el Foro Social Mundial
Mesa de Medios libres y Movimientos Sociales
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